jueves, 27 de enero de 2011

Cartero Real


Cómo canta el villancico popular, "Ya vienen los Reyes Magos, ya vienen los Reyes Magos...." pero antes de que esto se produjera, acudió a su cita con los niños sevillanos el enviado de sus Majestades los Magos de Oriente, el Cartero Real. El lugar elegido fue el Centro Cívido "El Tejar del Mellizo" en el barrio de Los Remedios. Todo estaba listo para recibir con los honores que se merece a tan distinguida visita. Un asiento digno y decorado ricamente para la ocasión, un rótulo atrayente y acorde, coloridas telas y cómo no, el inconfundible saco en el que el Cartero Real va almacenando las cartas dirigidas a los célebres Reyes Magos.


Antes de su aparición animó la espera un maravilloso grupo flamenco que interpretó algunos de los más famosos villancicos de nuestra tierra. Tras ellos, y presentado a bombo y platillo, apareció el esperado Cartero Real. Los niños ( y no tan niños ) le dieron la bienvenida con un caluroso aplauso y tras un discurso en el que agradecía la presencia de padres e hijos así cómo pronunciaba unas palabras dictadas expresamente para la ocasión por los Tres Reyes Magos, el Emisario se dispuso diligente a recibir de manos de los propios niños las cartas en las que tanta ilusión habían depositado. Cada uno de ellos le confesaba al mismísimo Cartero Real cómo se habían portado a lo largo del año, cuál era su Rey preferido y algunos de los regalos que en la carta entregada habían solicitado. Todo ello, seguido y oído con suma atención por el enviado real.


Una vez entregadas las cartas, los niños podían disfrutar de una serie de talleres que se habían ideado para hacer aún más divertida aquella mañana. En ellos podían crear con sus propias manos y ayudados por unos simpáticos monitores, unos móviles para colgarlos en la habitación de cada niño con las coronas de los Reyes Magos como punto significativo. Igualmente, en otro de estos talleres, tras colorear unas siluetas con motivos navideños y referentes a Melchor, Gaspar y Baltasar, los niños debían escribir un deseo "no material" y colgarlo en un mural al que llamaron "Camino de los Deseos".


Una mañana llena de emociones e ilusiones contenidas a la espera del día, quizá, más esperado por los niños: el día de Reyes.

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